El síndrome evidencia síntomas tales como déficit de atención lo que provoca un trastorno especifico del aprendizaje (dislexia, disgrafía, discalculia, disortografía), impulsividad o trastornos emocionales debido al mal manejo de la enfermedad (agresividad, baja autoestima, problemas de conducta, depresión, etc.) e hiperactividad.
Hiperactividad
Consiste en una actividad motora excesiva y desorganizada. El niño tiene dificultad para quedarse quieto en los momentos que debe hacerlo; va a ser descrito como “en permanente movimiento”, “como dirigido por un motor”. A distintas edades se expresa de manera distinta, como se muestra en el siguiente cuadro:
Primeros 2 años de vida |
Nivel Preescolar |
Nivel Escolar |
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Impulsividad
El niño a menudo actúa sin pensar y le cuesta anticipar las consecuencias de su conducta.
- Al actuar en grupo su contacto es brusco por la impulsividad, lo que provoca que sea apartado del grupo y su aislamiento social
- Buscan actividades peligrosas
- No miden las consecuencias de su conducta
- Se apresuran en las respuestas
- Dejan incompletas sus tareas
- Dificultad en seguir instrucciones
- No esperan su turno
- Pueden sustraer objetos que no les pertenecen y mentir para evitar el castigo
- A menudo interrumpen las actividades de otros.
Distractibilidad
Se expresa como dificultad en cualquier labor que requiera de atención sostenida .esto significa dificultad para concentrarse y perseverar en tareas escolares y también en situaciones de juego.
- A menudo no presta atención a los detalles
- Tiene dificultades para mantener la atención en las tareas y juegos
- Parece no escuchar cuando se le habla directamente
- A menudo no sigue instrucciones y no finaliza las tareas
- Tiene dificultad para organizar tareas y actividades
- Extravía objetos escolares
- Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
- Descuidado en sus tareas
Consecuencias y recomendaciones preventivas
Todas las manifestaciones previamente descritas tienden a atenuarse a medida que el niño se acerca a la pubertad. Pero, como por otra parte, las exigencias del ambiente aumentan, estas características se trasforman en crónicamente desadaptativas e interfieren en la conducta del niño por periodos largos de tiempo.
Las familias y el medio escolar de estos niños hiperactivos, impulsivos, con juicio pobre, poco tolerante a las frustraciones, a veces destructivo, reaccionan con rabia, rechazo, aislamiento o vergüenza. Esta reacción determina a su vez, en el niño sentimientos de rabia, frustración, aislamiento y finalmente, pobre autoimagen y conductas agresivas, que a su vez aumentan el rechazo a que es sometido el menor.
Es recomendado el niño reciba un tratamiento integral (niño-familia-escuela):
- Médico: Pediatra, psiquiatra infantil, neurólogo infantil, oftalmólogo, neumólogo, otorrinolaringólogo.
- Psicológico: Psicoterapia individual, grupal, terapia familiar, terapia de pareja.
- Social: Psicopedagogía, terapia ocupacional, logofoniátria, etc.
Consulte a su médico.