En el primer caso vale aplicar la prevención secundaria, de detección y tratamiento precoz, de sus ideas suicidas y en el segundo caso el de prevención terciaria, de rescate y rehabilitación, e impedir que repita el acto autolítico. La prevención primaria correspondería a campañas a nivel nacional de profilaxis pública por parte de autoridades y estamentos sociales para intentar disminuir los suicidios, tales esfuerzos se han realizado en otros países como los Estados Unidos a fines del siglo XX cuando la cifra de suicidados paso de los 50.000 al año en ese país. Actualmente la cifra de suicidios en el mundo, no obstante el subregistro, está por encima del millón al año y continúa en ascenso.
En nuestro país ya debería establecerse una política de profilaxis articulada en todos los establecimientos educacionales y religiosos, con el involucramiento de profesores, estudiantes, sacerdotes, pastores, etc. etc., en donde se brinde información y se hable de la necesidad de detectar el problema y derivarlo a los centros de tratamiento que deberían estar en los consultorios psiquiátricos y psicológicos tanto públicos como particulares.
Por lo que antes de entrar de lleno a la materia del manejo es menester dejar sentados dos preceptos esenciales: 1) Se debe indagar sobre ideas suicidas en toda entrevista médica, de cualquier especialidad, 2) Se debe borrar los mitos que envuelven a dicha actividad de los que resaltan el resquemor de preguntarle al paciente, el de subestimar el tema y el creer que en personas mentalmente sanas nunca ocurren suicidios.
Entrando en el tema del manejo del intento autolítico y siguiendo a Christopher Shawn (2003) se expone las tablas que son muy útiles en la práctica para evaluar a un paciente potencialmente suicida como son La escala de
La desesperanza es el factor clave para el pronóstico de la conducta suicida y es el que se debe evaluar aparte de los trastornos mentales, enfermedades orgánicas graves y problemas socioeconómicos que se presentan como eventos gatillo de esta actividad autolítica. La desesperanza es la que principalmente lleva al sujeto a seguir un curso determinante de pensamiento autolítico y esta en relación con la triada de Beck en donde se configura las ideas negativas de si mismo, de lo que le rodea y del futuro.
Parece haber tres puertas fundamentales que llevan a las personas a hacer participes a otros de su ideación autolítica:
- Los procesos psicóticos
- La depresión y la desesperanza
- La sensación de crisis, ira o confusión en personas aparentemente sanas mentalmente hablando en términos generales.
El entrevistador saldrá ganando si espera a pregunta al paciente sobre ideación suicida hasta que se haya abierto alguna de esas tres puertas y exista suficiente implicación emocional por parte del entrevistado. El clínico no debe dejar caer la pregunta sobre el suicidio sin más; debe guiar hábilmente al paciente y la entrevista hacia un punto en el que parezca que la pregunta surge por sí sola, de una forma natural.
Por otro lado no es infrecuente que el paciente aporte alguna pista sobre ideación suicida en los primeros compases de la entrevista. Ello nos indica que la fase preparatoria de ha completado y que el paciente está preparado para informar sobre el tema. Si alguna de las tres puertas sé arte de forma espontánea, el entrevistador no debe mirar para otro lado y entrar. Toda persona con sentido común y afán de servir al prójimo puede ser de gran ayuda.