La colaboración entre padres y educadores es importante porque familia y escuela educan a los hijos. Los hechos que ocurren en la escuela son un medio de comunicación social y familiar, los niños sienten y perciben favorablemente la participación de los padres en la escuela y la participación de ellos produce enriquecimiento tanto familiar como escolar.
La buena relación de padres y profesores proporciona seguridad, motivación y modelos sobre cómo se debe socializar el niño.
Cuando un hijo tiene problemas en su desempeño escolar o necesidades educativas especiales, se producen reacciones negativas en los padres, tales como la sobreprotección, que provoca aumento de la dependencia del niño hacia los demás, inhibición de la marcha, inseguridad al caminar, retraso en la adquisición del lenguaje, mutismo, baja tolerancia a las frustraciones, conductas regresivas; y el rechazo, que se aparece por la negación de los padres de la existencia de un problema, cuando dejan al niño al cuidado de otra persona, cuando le exigen excesivamente al menor pidiéndole más de lo que puede realizar y cuando generan hostilidad.
Estas situaciones pueden ocasionar problemas en relación a los otros hijos (exigencias excesivas y abandono) y con la pareja se producen sentimientos de culpa y falta de atención mutua.
Se recomienda a los padres, educar a sus hijos a través de 4 estrategias:
1.- Control de la conducta.
2.- Comunicación padres- hijos.
3.- Exigencias. (Animan al niño a desempeñar al máximo sus posibilidades).
4.- Demostraciones de afecto.
Los estilos de control parental son diversos, van desde el autoritario, con un alto nivel de control y exigencias, bajo nivel de comunicación y afecto que produce en sus hijos timidez, poca persistencia para lograr metas, pobre interiorización de valores morales, poca expresividad, poca espontaneidad, baja autoestima y dependencia; hasta el permisivo, que es todo lo contrario al primer estilo y genera dificultades en los hijos, como problemas en el control de los impulsos, irresponsabilidad, inmadurez y baja autoestima.
El estilo ideal sería el democrático que se caracteriza por altos niveles de comunicación, afecto, control y exigencias. Produce en los hijos niveles altos de autocontrol, buena autoestima, confianza e iniciativa, persistencia en las tareas que inician, adecuada socialización y valores morales interiorizados.
Debemos conocer que no existen recetas educativas infalibles. Sin embargo, hay que evitar disciplinas incoherentes, coléricas- explosivas, rígidas e inflexibles.