Las causas del suicidio en adolescentes pueden ser muy difíciles de establecer pero, la depresión es un factor que siempre se presenta. Durante la adolescencia, los jóvenes viven hechos que generan un estado de mucho estrés, como: castigos, fracasos, problemas académicos, rupturas sentimentales, muerte de seres queridos, humillaciones, bullying; abusos sexuales, emocionales y físicos; pobre comunicación con los seres queridos o idealización de figuras adolescentes que se han suicidado. Todos estos acontecimientos y la forma de percibirlos o exagerarlos pueden ser resultado de algún trastorno psiquiátrico del adolescente que culmine en la decisión de quitarse la vida.
Tenga mucho cuidado si se presentan estos síntomas de alerta en su hijo adolescente:
- Frecuentes problemas de salud como fatiga, malestar general, sin motivo.
- Aburrimiento.
- Bajo rendimiento escolar.
- Descuido en su apariencia general.
- Trastornos del sueño.
- Aislamiento.
- Comportamiento impulsivo, agresivo y pre delictivo (robo-chantaje).
- Fugas.
- Cólera,
- Pesimismo,
- Falta de motivación e interés por las cosas que antes lo divertían,
- Pensamientos tristes,
- Percepción negativa de sí mismo,
- Ideas de muerte y de suicidio,
- Intencionalidad suicida con planificación.
El suicidio juvenil es una tragedia que afecta a todos. Es considerado a menudo como un fracaso personal de los padres, amigos, maestros, médicos y psicólogos, que se reprochan el no haber percibido las señales de alerta; y de la comunidad, pues no procura un entorno sano y contenedor en el cual los niños y adolescentes puedan crecer y desarrollarse.
Estos hechos no se pueden prevenir por eso es recomendable que los padres mantengan una buena comunicación con sus hijos y reorganicen su entorno de vida para que asuman la adolescencia con mayores herramientas y destrezas. Si el joven vulnerable inicia una crisis es necesario actuar con rapidez y asumir una postura muy directa en donde intervengan profesionales de la salud mental.
También es importante que los jóvenes sean atendidos de manera rutinaria por pediatras o médicos de atención primaria aunque no presenten síntomas de depresión, utilizando cuestionarios diseñados para valorar suicidio o su riesgo.
Las instituciones educativas deben proporcionar información a padres, docentes y estudiantes; y, si hubiere sospechas de adolescentes en riesgo, gestionar intervención con los profesionales de salud mental y la familia.
¡Identifique las señales de alarma en sus hijos: Observe, escuche, asista y busque ayuda profesional!