A partir de los 6 años, las personas comenzamos a considerar la muerte como un suceso inevitable y universal, llegando a la conclusión de que todos tenemos que morir. Paralelamente, con este concepto, se desarrolla el de suicidio, voluntad o deseo consciente y deliberado de quitarse la vida.
La depresión es una enfermedad que afecta a la persona y al entorno familiar. Durante los meses de noviembre y diciembre, es muy frecuente en la sicología de los seres humanos, pues el ambiente festivo y otros factores pueden influir en el estado emocional de las personas.
De acuerdo con un estudio de la Organización Mundial de la Salud, OMS, la depresión afecta a unas 350 millones de personas en el mundo. Más del 50% no reciben tratamientos, convirtiéndose en la principal causa de muerte por suicidio, de más de un millón de personas al año.
Suicidio es un término que se aplica cuando una persona ha fallecido como consecuencia de su conducta autolítica, es EL SUICIDADO, cuyo cadáver es motivo de investigación medicolegal y autopsia psicológica. De ahí que es necesario aclarar los conceptos y hablar de manejo del intento autolítico en donde, de acuerdo al Dr. Hugo D´Alessandro (2008), existen dos clases de personajes: EL SUICIDARIO que expresa verbalmente y/o en su comportamiento el peligro de un pasaje al acto suicida y EL SUICIDANTE que es el sujeto que sobrevive a su gesto autodestructor.